Rafael Amargo, tras pasar por la cárcel: «Ya no me quieren ni para un reality»

Rafael Amargo, después de cuatro años marcados por el estigma de la duda, tras ser exonerado por la Justicia de cualquier tipo de delito, sigue su ardua lucha por limpiar su nombre. En una entrevista, que mantiene en exclusiva con LA RAZÓN, después de que el titular del Juzgado de Instrucción número 27 de Madrid archivara por falta de pruebas la última causa que el artista tenía pendiente por un presunto delito de narcotráfico, se abre en canal para nuestro medio espetando que: «He sido lapidado públicamente. Y ahora que se ha demostrado mi inocencia, a mí nadie ha venido a pedirme perdón. ¿Quién restituye ahora mi tiempo en la cárcel, el daño a mi familia, el estigma que me persigue? Porque no me dan trabajo en ningún sitio. ¿Quién pone en alto ahora mi honra? ¿Quién repara este daño? Es terrible, pero no me quieren ni siquiera para un reality de televisión».

El escenario, su hábitat

A pesar de las adversidades que le rodean, Rafael Amargo no se da por vencido y, por cuenta propia, ha iniciado su particular andadura por los escenarios de la Costa del Sol. En Torremolinos está llenándolo todo y, como él mismo significa, «el tablao no engaña, es el escenario de la verdad, y ahí está la gente aplaudiéndome y dándome todo su cariño. Pero yo lo que quiero es que ahora que se ha demostrado mi inocencia, me pongan en el mismo sitio donde estaba antes. Tengo que dar gracias a Dios de que estoy donde quiero estar, gracias a mi padre, que es el que me mantiene económicamente, porque me han dejado sin un duro en el proceso judicial. Adiós a mi piso de Granada y de Madrid. Adiós a mis ahorros. Mi hábitat sigue siendo un escenario y quiero volver al Real porque creo que me lo merezco. Yo estaba trabajando, dándole de comer a mi gente, a una compañía de 25 artistas, y de la noche a la mañana se quedaron en el paro por algo que no cometí. Es muy injusto».

Atrás queda ese diciembre de 2020, que marcó un antes y un después en la vida del bailarín. Rafa aún recuerda cómo todo se desmembró en un mal sueño. Ahora que vuelve a reinventarse desde abajo, dignamente y con la cabeza todo lo alta que pude, se pregunta: «¿A mí me han absuelto, no? Pues mira, tengo dos hijos, León y Dante, que me han visto preso. Ahora que ha salido el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, hablando sobre los jueces que se equivocan, yo le digo que revise también a su Gobierno, a la gente que trabaja con él desde los ministerios, porque si yo he sido absuelto y me habían condenado, es porque alguien lo ha hecho mal. ¿Dónde están los culpables entonces? Mis hijos han tenido que aguantar abochornados mi paso por la cárcel. Repito que alguien tiene que hacerse cargo de todo lo que me han hecho».

El artista también se queja de políticos de la oposición que le dijeron en su día que querían ayudar, pero también se han olvidado: «A Nacho Cano todo el mundo salió a defenderlo. Isabel Díaz Ayuso también le ha ayudado, ¿y a mí no? No entiendo el misterio. Yo solo me hago una pregunta: ¿por qué un artista como Nacho Cano, que ha pasado por un proceso similar al mío, esta ahí en todos los escenarios con todas las subvencionas del mundo, y yo aquí teniéndole que pedir dinero a mi padre? Hay muchas asociaciones de víctimas que también han venido a ver mi espectáculo y que me apoyan. Yo nunca he tenido subvenciones del Gobierno. Es increíble, hemos tocado todos los palos y no soy ni digno para un reality de televisión cuando tengo los méritos en mi carrera». Pero Rafa no está solo y tiene las mejores palabras para su mujer y su familia. «Mis padres nunca me han dejado. A mi padre casi le cuesta la vida con la quimioterapia a cuestas en un hospital muriéndose. Mi mujer Luciana venia todos los días a verme a la cárcel. Si no es por ella me muero. Ahora pido que la ayuden a ella».

Un libro escrito en la cárcel que sale este mes

La catarsis de Rafael en la cárcel pasó por la creación de su libro, «El hijo de la Macorina», que presentará a finales de este mes en el Foro de Encuentros con la Cultura en Marbella, y en otoño en Madrid. Esta novela, según nos cuenta el autor, fue su salvación. «Lo mejor de la literatura es que puedes volar a través de sus letras aunque estés preso. Cuando llegué a prisión, mi compañero de celda tenía un montón de folios y bolígrafos, así que no dudé y se los pedí. Así empecé a verter ríos de tinta. Mi libro va de un amor más allá del capricho y de la sangre. Dos desconocidos hacen ‘‘match’’ en una aplicación de contactos gay. Dos mundos y tres culturas hacen saltar por los aires todo lo previsto. Sus protagonistas, Juandoro y Evarí, como en un juego, se embarcan en una aventura que los llevará, a ellos y a sus familias a vivir una historia que podría rozar la tragedia. Gracias al libro y a los reclusos logrés subsistir en la cárcel. No sé qué habría hecho si no fuera por ellos», admite el bailaor.

 El bailaor concede en exclusiva una entrevista a LA RAZÓN tras su salida de la cárcel y su vuelta a los escenarios    

Rafael Amargo, después de cuatro años marcados por el estigma de la duda, tras ser exonerado por la Justicia de cualquier tipo de delito, sigue su ardua lucha por limpiar su nombre. En una entrevista, que mantiene en exclusiva con LA RAZÓN, después de que el titular del Juzgado de Instrucción número 27 de Madrid archivara por falta de pruebas la última causa que el artista tenía pendiente por un presunto delito de narcotráfico, se abre en canal para nuestro medio espetando que: «He sido lapidado públicamente. Y ahora que se ha demostrado mi inocencia, a mí nadie ha venido a pedirme perdón. ¿Quién restituye ahora mi tiempo en la cárcel, el daño a mi familia, el estigma que me persigue? Porque no me dan trabajo en ningún sitio. ¿Quién pone en alto ahora mi honra? ¿Quién repara este daño? Es terrible, pero no me quieren ni siquiera para un reality de televisión».

El escenario, su hábitat

A pesar de las adversidades que le rodean, Rafael Amargo no se da por vencido y, por cuenta propia, ha iniciado su particular andadura por los escenarios de la Costa del Sol. En Torremolinos está llenándolo todo y, como él mismo significa, «el tablao no engaña, es el escenario de la verdad, y ahí está la gente aplaudiéndome y dándome todo su cariño. Pero yo lo que quiero es que ahora que se ha demostrado mi inocencia, me pongan en el mismo sitio donde estaba antes. Tengo que dar gracias a Dios de que estoy donde quiero estar, gracias a mi padre, que es el que me mantiene económicamente, porque me han dejado sin un duro en el proceso judicial. Adiós a mi piso de Granada y de Madrid. Adiós a mis ahorros. Mi hábitat sigue siendo un escenario y quiero volver al Real porque creo que me lo merezco. Yo estaba trabajando, dándole de comer a mi gente, a una compañía de 25 artistas, y de la noche a la mañana se quedaron en el paro por algo que no cometí. Es muy injusto».

El bailaor Rafael Amargo

Atrás queda ese diciembre de 2020, que marcó un antes y un después en la vida del bailarín. Rafa aún recuerda cómo todo se desmembró en un mal sueño. Ahora que vuelve a reinventarse desde abajo, dignamente y con la cabeza todo lo alta que pude, se pregunta: «¿A mí me han absuelto, no? Pues mira, tengo dos hijos, León y Dante, que me han visto preso. Ahora que ha salido el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, hablando sobre los jueces que se equivocan, yo le digo que revise también a su Gobierno, a la gente que trabaja con él desde los ministerios, porque si yo he sido absuelto y me habían condenado, es porque alguien lo ha hecho mal. ¿Dónde están los culpables entonces? Mis hijos han tenido que aguantar abochornados mi paso por la cárcel. Repito que alguien tiene que hacerse cargo de todo lo que me han hecho».

El artista también se queja de políticos de la oposición que le dijeron en su día que querían ayudar, pero también se han olvidado: «A Nacho Cano todo el mundo salió a defenderlo. Isabel Díaz Ayuso también le ha ayudado, ¿y a mí no? No entiendo el misterio. Yo solo me hago una pregunta: ¿por qué un artista como Nacho Cano, que ha pasado por un proceso similar al mío, esta ahí en todos los escenarios con todas las subvencionas del mundo, y yo aquí teniéndole que pedir dinero a mi padre? Hay muchas asociaciones de víctimas que también han venido a ver mi espectáculo y que me apoyan. Yo nunca he tenido subvenciones del Gobierno. Es increíble, hemos tocado todos los palos y no soy ni digno para un reality de televisión cuando tengo los méritos en mi carrera». Pero Rafa no está solo y tiene las mejores palabras para su mujer y su familia. «Mis padres nunca me han dejado. A mi padre casi le cuesta la vida con la quimioterapia a cuestas en un hospital muriéndose. Mi mujer Luciana venia todos los días a verme a la cárcel. Si no es por ella me muero. Ahora pido que la ayuden a ella».

Un libro escrito en la cárcel que sale este mes

La catarsis de Rafael en la cárcel pasó por la creación de su libro, «El hijo de la Macorina», que presentará a finales de este mes en el Foro de Encuentros con la Cultura en Marbella, y en otoño en Madrid. Esta novela, según nos cuenta el autor, fue su salvación. «Lo mejor de la literatura es que puedes volar a través de sus letras aunque estés preso. Cuando llegué a prisión, mi compañero de celda tenía un montón de folios y bolígrafos, así que no dudé y se los pedí. Así empecé a verter ríos de tinta. Mi libro va de un amor más allá del capricho y de la sangre. Dos desconocidos hacen ‘‘match’’ en una aplicación de contactos gay. Dos mundos y tres culturas hacen saltar por los aires todo lo previsto. Sus protagonistas, Juandoro y Evarí, como en un juego, se embarcan en una aventura que los llevará, a ellos y a sus familias a vivir una historia que podría rozar la tragedia. Gracias al libro y a los reclusos logrés subsistir en la cárcel. No sé qué habría hecho si no fuera por ellos», admite el bailaor.

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