Irán reanuda las conversaciones con líderes europeos ante la amenaza de sanciones

<p>Si <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/iran.html» target=»_blank»><strong>Irán</strong></a> no encauza su <strong>programa nuclear</strong> y permite la entrada de inspectores internacionales al país, se enfrentará a <strong>sanciones</strong>. Este es el ultimátum que funcionarios de <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/francia.html» target=»_blank»>Francia</a>, <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/alemania.html» target=»_blank»>Alemania</a> y <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/reino-unido.html» target=»_blank»>Reino Unido</a> han comunicado a altos cargos iraníes en un encuentro en <strong>Ginebra</strong>, en un último intento de reanudar las conversaciones sobre su programa nuclear, suspendidas tras la <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/2025/08/13/689c8db9e85ece9f388b4598.html» target=»_blank»><strong>guerra de 12 días entre Irán e Israel</strong></a>.</p>

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 Teherán insiste en que las sanciones no pueden aplicarse porque el acuerdo nuclear quedó invalidado con la salida de EEUU del pacto  

Si Irán no encauza su programa nuclear y permite la entrada de inspectores internacionales al país, se enfrentará a sanciones. Este es el ultimátum que funcionarios de Francia, Alemania y Reino Unido han comunicado a altos cargos iraníes en un encuentro en Ginebra, en un último intento de reanudar las conversaciones sobre su programa nuclear, suspendidas tras la guerra de 12 días entre Irán e Israel.

El tiempo juega en contra de Teherán, después de que las tres naciones europeas -conocidas como E3- enviaron una carta al Consejo de Seguridad de la ONU, afirmando que el régimen ha violado «casi la totalidad de sus compromisos» firmados en el pacto nuclear de 2015. Dicho acuerdo -en el que participaron Estados Unidos, China y Rusia-, supuso un alivio de las sanciones contra Irán, a cambio de su compromiso de limitar el enriquecimiento de uranio y mantener la transparencia en el desarrollo de su programa nuclear. En 2018, el presidente estadounidense, Donald Trump, rompió el pacto y desde entonces, Irán ha continuado enriqueciendo uranio, a niveles aptos para desarrollar armas nucleares.

El equipo europeo se reserva un mecanismo legal para presionar a Irán, conocido como snapback, con el que podrían reactivar las sanciones a finales de agosto si no se alcanza una solución, o al menos una promesa de acercamiento diplomático. «Vamos a ver si los iraníes son creíbles o si nos están engañando. Queremos ver si han hecho algún progreso en las condiciones que establecimos», declaró a Reuters un funcionario europeo involucrado en las conversaciones.

En el caso de imponerse, las sanciones -introducidas entre 2016 y 2010- contemplan desde el embargo de armas, restricciones al enriquecimiento de uranio y la prohibición de que el país adquiera tecnología relacionada con su programa de misiles. Las sanciones podrían dañar al sector petrolero y financiero del país -ya desgastado por años de restricciones y una fuerte inflación- creando problemas de liquidez para importar necesidades básicas como medicinas.

Acorralado por la amenaza de sanciones, Irán ha advertido que está preparado para «los peores escenarios», según revelaron funcionarios del país a la emisora CNN. El portavoz del ministerio de Exteriores, Esmail Baqaei, señaló hoy que el país es «plenamente consciente» de los riesgos que enfrenta y advirtió que estas conversaciones no deben convertirse en una «fuente de presión psicológica». «Nos preocupan las consecuencias y llevamos mucho tiempo trabajando en ello», declaró en una intervención televisada.

Antes del encuentro, el ministro de Exteriores, Abbas Araghchi, advirtió en una llamada telefónica con sus homólogos del E3, que la activación del mecanismo traería «graves consecuencias», informó la cadena estatal Press TV. Entre las respuestas que baraja Teherán -según la prensa iraní- se encuentran limitar aún más la cooperación con la agencia atómica de Naciones Unidas (OIEA), la retirada del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) e incluir al equipo europeo en la lista de «estados hostiles», lo que permitiría a Teherán limitar el tránsito por el estrecho de Ormuz de buques que tengan bandera de estos países.

Tras la guerra de 12 días contra Israel, Irán promulgó una ley que suspende la cooperación con la OIEA, acusando al organismo de favorecer con sus informes, la intervención militar contra su país. Pese a la medida, el régimen permitió en agosto la visita de funcionarios de la agencia atómica, aunque el encuentro se limitó a conversaciones sobre su programa y no permitió a los expertos evaluar el estado de las instalaciones tras los bombardeos israelíes y estadounidenses. El líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, ha declarado que no piensa reanudar las conversaciones con Estados Unidos -interrumpidas por la guerra con Israel- y ha acusado a ambos gobiernos de infiltrar a espías dentro del país.

La amenaza de sanciones ha agitado la política nacional, con el frente opositor reformista pidiendo abandonar el programa nuclear y volver a la mesa de negociaciones con Estados Unidos. La propuesta ha generado una gran controversia en el parlamento -dominado por el ala más conservadora- que ha amenazado a los reformistas con acciones legales, acusándolos de ser «portavoces de Israel».

Ante la creciente amenaza de sanciones, Irán podría guardarse un as en la manga. El gobierno insiste en que las sanciones no pueden aplicarse si el acuerdo nuclear quedó invalidado con la salida de Estados Unidos del pacto. En las últimas semanas, funcionarios iraníes han estado en contacto con los otros dos socios del acuerdo de 2015, Rusia y China, para poder retrasar la imposición de sanciones. Según el medio panárabe Amwaj, Rusia está a punto de presentar una resolución para retrasar la decisión otros seis meses y dar tiempo a Irán para negociar un nuevo acuerdo global.

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