<p>El inédito <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/2025/08/14/689de0fbe85eced3058b456e.html» target=»_blank»>despliegue militar de Estados Unidos</a> en el sur del Caribe no sólo presiona a <strong>Nicolás Maduro</strong> como nunca antes en 12 años de gobierno, también supone un cambio inesperado en la escena internacional. <strong>Destructores y submarinos</strong> que navegan en un mar de dudas e interrogantes, acrecentados por el supuesto hundimiento de un bote pesquero cargado con <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/2025/09/02/68b74b3321efa08e408b459a.html» target=»_blank»>once ‘narcoterroristas</a>’. </p>
Las claves de una crisis que no cumple con las reglas del juego
El inédito despliegue militar de Estados Unidos en el sur del Caribe no sólo presiona a Nicolás Maduro como nunca antes en 12 años de Gobierno, también supone un cambio inesperado en la escena internacional. Destructores y submarinos que navegan en un mar de dudas e interrogantes, acrecentados por el supuesto hundimiento de un bote pesquero cargado con once «narcoterroristas».
EL MUNDO responde a las inquietudes surgidas en una crisis que carece de las tradicionales reglas de juego entre un dictador odiado por su pueblo y un presidente cuya estrategia política «es no tener una estrategia política», tal y como explica a este periódico María Puerta Riera, profesora de Gobierno Americano en Florida.
No. No es la intención del despliegue actual de fuerzas militares en el Caribe sur ni entra en los planes de Donald Trump, hipnotizado por la supuesta posibilidad de obtener el premio Nobel de la Paz. «Lo primero es que simplemente no hay fuerzas suficientes en este momento para apoyar una invasión», concreta para EL MUNDO el politólogo estadounidense John Polga-Hecimovich.
«Y lo segundo, en la base social en Estados Unidos de Trump no existe apetito para una invasión en el extranjero o por lo que implicaría una invasión tan cerca a Estados Unidos [en el famoso patio trasero del imperio]», concluye Hecimovich, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Academia Naval de Estados Unidos. Pese a tratarse de conflictos muy distintos, contra Irán el Gobierno de Trump apostó por bombardear unos objetivos sin enviar ni un solo soldado; todo lo contrario a lo ordenado por George W. Bush en la invasión de Irak.
Suena a serie top de Netflix, pero fue Jimmy Story, ex embajador estadounidense en Venezuela, quien aseguró que el despliegue actual de fuerzas sí puede acometer semejante operación, aunque realmente no cree que eso vaya a suceder, ni siquiera con la recompensa aumentada de 50 millones de dólares. En el imaginario colectivo venezolano se ha implantado la extracción, como ya sucediera durante la huida de los dirigentes opositores refugiados en la embajada de Argentina en Caracas, como la mejor solución para la tragedia nacional que sufren.
Pero Hecimovich también duda de sus efectos reales: «Una operación de extracción quita al capo mayor, pero deja a los demás [el ministro Diosdado Cabello, el comandante Vladimir Padrino López, el generalato y los hermanos Rodríguez, la vicepresidenta Delcy y su hermano, el maquiavélico Jorge, entre otros]».
Trump, quien se cree un mago de las cartas diplomáticas, aceptó la propuesta del sector encabezado por su secretario de Estado, Marco Rubio, como una demostración de fuerza nunca vista por esos lares para buscar una implosión interna del chavismo. La misma estrategia, multiplicada, que se buscó durante el desafío en 2019 del presidente encargado, Juan Guaidó, y sus aliados internacionales contra el propio Maduro. El fracaso del golpe de Estado del 30 de abril acabó con aquel intento.
La inversión millonaria que supone el despliegue de los buques y el submarino ya ha generado dudas entre la base de Trump, que espera compensarlo por su apuesta en la lucha encarnizada contra las drogas. Trump acusa al chavismo de ser un «tremendo problema» para su país debido al tráfico de drogas y a la inmigración irregular. «Han actuado muy mal, estamos acabando con ellos», enfatizó el presidente estadounidense.
El pulso entre el enviado especial Ric Grenell, defensor de las esencias del America First, y Rubio parece haber caído hoy de lado del cubanoamericano, pero la realidad es que persisten las contradicciones: los aviones cargados de deportados venezolanos no han dejado de aterrizar en Caracas y los barcos con el petróleo extraído por la estadounidense Chevron ya surcan el Caribe con dirección a Estados Unidos, tras recuperarse la licencia que permite sus operaciones en territorio venezolano. El chavismo confía tanto en esta vía de diálogo que Maduro, quien ostenta el récord de insultos a dirigentes mundiales, ha centrado sus improperios en Rubio y María Corina Machado, tratando a Trump con guante de seda.
Muchas dudas y pocas certezas. El chavismo, para evitarse problemas, apostó porque la escalofriante escena de un misil pulverizando la lancha con 11 supuestos terroristas a bordo es un fake creado con IA. Pero de no serlo, ¿quiénes son los 11 del peñero, un bote pesquero que se usa no sólo para trasladar cocaína en las zonas bajo control del narco, sino también para paseos turísticos y para las redes de tráfico humano? «Creemos que Trump confundió al Tren de Aragua (TdA) con el Cártel de los Soles y los demás siguieron la corriente», explicó ayer a EL MUNDO un dirigente opositor.
No. El tren más famoso de América es una mafia transnacional surgida en el penal venezolano de Tocorón, que, con la connivencia del chavismo y escondido entre los millones de emigrantes venezolanos, extendió sus redes por las Américas, en especial el sur de la región.
Declarado enemigo público número uno en países como Perú y Chile, los soldados de su líder, el Niño Guerrero, y las sucursales, también franquicias, se dedican a la extorsión, sicariatos, prostitución y a la marihuana y menos al microtráfico de cocaína. La Administración de Trump ha usado al TdA como su principal justificación para emprender la cruzada en contra de los emigrantes venezolanos. Los datos destruyen este relato: de los 238 venezolanos enviados a la megacárcel de Nayib Bukele sólo 17 mantenían algún vínculo con estos malandros (delincuentes).
El Cártel de los Soles «no es un cartel de narcotráfico en el sentido clásico. Nació como un apodo periodístico de los años 90 para referir a los militares involucrados en el narcotráfico. Pero no hay una jerarquía clásica, sino varios grupos involucrados en tránsito ilícito con el permiso tácito, o a veces, explícito, del gobierno de Maduro. Pero no tienen armamentos, tecnología ni nada por el estilo como el Clan del Golfo y mucho menos los cárteles mexicanos», profundiza Hecimovich. La deriva totalitaria de Venezuela y la impunidad del generalato chavista, junto al desembarco de la guerrilla colombiana en territorio venezolano, ha facilitado los negocios narcos hasta convertirlo en otra seña de identidad de la revolución bolivariana.
«El narcotráfico desde el poder en Venezuela ha destruido las bases democráticas y reconfigurado el poder. El Cártel de los Soles es una amenaza real a la estabilidad regional», advierte Zair Mundaray, antiguo número dos de la Fiscalía venezolana.
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