España, a la búlgara

<p class=»ue-c-article__paragraph»>España fue cruel con Bulgaria, casi no le dejó respirar, fue como una dictadura del fútbol «a la búlgara». Nunca hubo partido y creo que fue el mejor entrenamiento que podían tener los españoles, dado que estamos en el inicio de la temporada.</p>

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 España fue cruel con Bulgaria, casi no le dejó respirar, fue como una dictadura del fútbol «a la búlgara». Nunca hubo partido y creo que fue el m  

España fue cruel con Bulgaria, casi no le dejó respirar, fue como una dictadura del fútbol «a la búlgara». Nunca hubo partido y creo que fue el mejor entrenamiento que podían tener los españoles, dado que estamos en el inicio de la temporada.

La alineación de De la Fuente me sorprendió y no me gustó que Cubarsí no jugara de titular. Jamás me gustará Le Normand, no había ataque enfrente, pero incluso acabó con una tarjeta amarilla. No entiendo la razón por la que Cubarsí no puede ser compatible con Huijsen. Pero ya «sabemos que su familia», como De la Fuente llama a su selección, quiere demostrar que tiene un padre muy serio y concluyente. Porque la «familia» sigue con un fútbol exquisito.

Claro que entender el partido con Bulgaria es como comprender «le Mystere des voix bulgares«, coros de las montañas que hubieran podido servir de banda sonora de los sufrimientos de su selección.

Lamine hizo lo que quiso, pero no acertó en los momentos decisivos. Su compadre Nico estaba muy marcado y para él dos defensas son demasiados. Pero ahí tenemos al campeón del mundo Cucurella, que se encuentra iluminado por el espíritu santo. Logró un gol formidable con la zurda, cuando la suya es la derecha.

Vi el rostro de Morata en el banquillo y parecía hundido, pero lo cierto es que Oyarzabal siempre se encuentra en el lugar que puede matar con un gol al contrario, aunque desperdició dos grandes oportunidades.

Desde que está en el Arsenal, Zubimendi ha crecido en su juego como el niño que lo hace muy deprisa, pero esperar que llegue al nivel de Rodri es como crecer y tocar las nubes. Pedri juega mejor cuando lo hace más adelante, que es lo que le gustaba al padre de familia .

El segundo tiempo fue excesivamente aburrido y sin sobresaltos. Un sopor que sólo vió un poco de luz cuando aparecieron Rodri y Carvajal, un año después desde su desaparición de la selección. Ninguno de los dos arriesgó y saben que no están a la altura superlativa de aquel campeón de Europa. Pero dejan una sensación de seguridad y profesionalidad.

El otro gran entretenimiento fue ver si Lamine Yamal marcaba algún gol, que los buscaba, sacaba las uñas y se le veía desesperado, pero no tuvo suerte con el disparo ni con el pase final.

El pobre partido de Nico hizo aparecer a Olmo, que no suele jugar bien si inicia las jugadas por la izquierda. También vimos otro nuevo en la selección, Jesús Rodriguez, pero cuando el partido decía amén. Unai Simón ni tocó el balón en todo el partido.

Estos partidos están programados para la mayor avaricia de la FIFA con los derechos de televisión. Pero da pena verlos, porque al equipo mediocre se le humilla y el ganador se desespera de no haber logrado una mayor goleada.

El partido difícil es el del domingo, en una ciudad lejana de Turquía, casi en plena Asia. Pero estamos en el Mundial, aunque a esto le llamen clasificación europea. La pérfida FIFA.

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