El Angliru corona a Almeida tras una colosal subida en la que abrumó a Vingegaard

<p>La fascinante montaña ‘descubierta’ por un ciego encumbra a <strong>Joao Almeida</strong>, el bravo vencedor de la etapa reina de una Vuelta sacudida por las reinvindicaciones pro Palestina y en la que el luso está dispuesto a prsentar batalla a Jonas Vingegard, el líder, que este viernes trepó pegado a la estela del escalador del UAE.</p>

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 El portugués ascendió los últimos cuatro kilómetros en cabeza, con el danés pegado a su estela. En el inicio del mítico puerto, un grupo de manifestantes cortó la carrera durante un breve tiempo  

La fascinante montaña ‘descubierta’ por un ciego encumbra a Joao Almeida, el bravo vencedor de la etapa reina de una Vuelta sacudida por las reinvindicaciones pro Palestina y en la que el luso está dispuesto a prsentar batalla a Jonas Vingegard, el líder, que este viernes trepó pegado a la estela del escalador del UAE.

En 1995, Miguel Prieto, asturiano y director de comunicación del equipo ONCE, envió una carta al entonces director de la Vuelta, Enrique Franco, y a su ayudante, Antonio Gadea, explicándoles que conocía una cima que podría encandilar a los aficionados. No sólo entusiasmó a los seguidores, sino que sus paredes se han dibujado fabulosas historias y leyendas. El pionero Chava Jiménez, entre la niebla, cazó al ruso Pavel Tonkov agarrado a un vehículo. Aitor González traicionó a Óscar Sevilla bajo el diluvio. Roberto Heras ‘voló’ a una media récord superior a los 18 k/h. Juan José Cobo escaló con sangre tramposa. Alberto Contador selló una despedida idílica. Sepp Kuss sufrió la infamia del ingrato Primoz Roglic.

El ascenso de Almeida, siempre por delante de Vingegaard, entra en la antología de las décimas ediciones de la cumbre mágica por el gran ejercicio de coraje y perseverancia rubricado por el escalador portugués. La fe conquista montañas.

Almeida, como no puede ser de otra manera, firmó un fresco con sufrimiento extremo comandando la carrera en las rampas de la Cuñes les Cabres (23,5% de desnivel), donde mantener la verticalidad en el estrecho y atestado pasillo humano es una heroicidad. Escaló sentado, serpenteando, entre un público entusiasta y manifestantes contra el genicio de Gaza. En la salida, en Cabezón de la Sal, un grupo protagonizó una cacerolada, sin mayores incidencias, que comenzó las 10.00 horas frente al ayuntamiento de la localidad cántabra, en cuyo balcón se colocó una bandera de Palestina.

Con ese ambiente tenso que rodeó una etapa que arrancó frenética con una fuga numerosa en la que entraron, entre otros, Pedersen (Lidl), Vinokourov (Astana), Jungels (Ineos), Garofoli (Soudal), Cepeda (Movistar), Tiberi (Bahrain) y Vernon (Israel), siempre controlados con cuerda corta por el Visma de Vingegaard. En e inicio del Cordal, aperitivo de El Angliru y donde Ayuso perdió contacto con los mejores, la diferencia era de cuatro minutos. Una renta que fue menguando paulatinamente. En Vega-Riosa, la localidad que presume del tesoro de El Angliru, la distancia era de 1.40. Allí un grupo de manifestantes cortó el paso de los fugados durante un minuto.

En la zona de Viapará, antes de entrar en el infierno, el UAE de Almeida asumió el mando de la caza de Vinokourov y Jungels. Antes, Pablo Castrillo y Arcas habían abandonaron la carrera. Pidcock aguantanba con dificultades el ritmo impuesto por Vine y Grossschartner, con Vingegaard, Jorgenson, Kuss, Jai Hindley, Gall, Pellizzari, Ciccone y Riccitello a la expectativa.

En las rampas del 20% de Les Cabanes, a 5,3 kilómetros de la cima, Almeida, Hindley, Vingegaard y Kuss neutralizaron a Jungles. Un kilómetro después apretó el portugués y sólo respondió el líder. Almeida contra Vingegaard, dos reyes para un trono. Ambos, separados por centímetros subieron a ritmo a ritmo, sin acelerones bruscos debido a la extrema dureza de las rampas. Paso a paso, metro a metro, Almeida fue castigando a Vingeggard. El pundor consigue lo imposible. Cuando todos esperaban un arreón final del danés, Almeida volvió a tirar de coraje y no permitió que el líder le arrebatase un merecido botín. Fue el triunfo de la resistencia y desgaste. Vingegaard, por segundo año consecutivo, se tuvo que conformar con la segunda plaza.

Este sábado nueva cita con la alta montaña, con final en La Farrapona, un puerto de primera categoría con cerca de 17 kilómetros de recorrido y un desnivel medio de 5,9 %. Allí ganaron Taaramae (2011), Contador (2014) y Gaudu (2020).

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